Las Casillas de Peones Camineros, son un trozo de historia en las carreteras españolas.
Durante muchas generaciones las Casillas se convirtieron en puntos de referencia para conductores o personas que simplemente circulaban por las carreteras de la época ya que este tipo de instalaciones fueron durante más de 150 años protagonistas en el mantenimiento de carreteras.
Este tipo de instalaciones, de forma habitual se colocaban a una distancia de unos 5 kilómetros entre sí, que es más o menos equivalente a la antigua medida de «una legua».
El modelo más usual de casilla, fue implantado en 1859 y disponían de 2 habitaciones para 2 trabajadores y sus respectivas familias, además tenían un patio para plantar y tener recursos alimenticios, a parte de la cocina y el baño.
Sus diseños eran muy austeros y económicos, con la idea de dar cobijo a las familias de los peones, que estaban obligados a residir en ella. Los primeros modelos eran viviendas individuales con huerto. Posteriormente, aparecieron modelos pareados para evitar el aislamiento y reducir el coste de la obra. A mediados del siglo pasado, los peones camineros comenzaron a abandonar las casillas y se instalaron en las poblaciones, trasladándose a su tramo mediante una bicicleta o motocicleta.
Poco a poco gran parte de las casillas fueron demolidas por diferentes motivos: ocupaciones ilegales, ensanchamiento de las carreteras, ruinoso estado del edificio, etc. Algunas son mantenidas por el servicio de Conservación de Carreteras y otras han sido recuperadas y prestan diferentes servicios muy diferentes al inicial.