Gran Velocidad: Se llamaba así, entre otras, al transporte de mercancías perecederas, que precisamente por serlo no podían ser almacenadas. Digamos que era la equivalencia al actual Transporte Urgente. La Pequeña Velocidad era aquella que podía esperar a un transporte más pausado.
En el caso de los trenes de mercancías de gran velocidad tenían marcha de expreso.
En el caso de los trenes de mercancías de gran velocidad tenían marcha de expreso. Sus composiciones indeformables, inicialmente, estaban formadas por vagones J-300.000 pintados de color amarillo y sus clientes empresas de mensajería en una época en que la carretera aún no era la reina de este transporte.
Por poner un ejemplo, de la estación del Norte de Barcelona salía una composición de la empresa La Camerana, por esta razón al tren se le conocía por «El Camerana», su destino, vía Lérida, era Madrid y Bilbao.
Con el tiempo los vagones adoptaron el color rojizo unificado, desapareciendo su color amarillo.